domingo, 23 de agosto de 2009

¿Sigues "de Belleza Distraída"?

Ya hemos subido "de Victorias Distraídas", el cuarto episodio de la primera temporada de nuestra serie donde aparece Victoria (Cayetana Cabezas), la hermana homófoba de La Chelo. También hemos subido el primer y el segundo capítulo mejorados técnicamente.

Os ponemos todos los capítulos para que los podáis disfrutar de seguido:

CAPÍTULO 1: DE INCENTIVOS DISTRAÍDOS



CAPÍTULO 2: DE MADRES DISTRAÍDAS




CAPÍTULO 3: DE CUENTOS DISTRAÍDOS (CAPÍTULO ESPECIAL)



CAPÍTULO 4: DE VICTORIAS DISTRAÍDAS

miércoles, 5 de agosto de 2009

Todavía no está todo conseguido en derechos LGTBQ‏



Raquel (Lucas) Platero es docente, investiga, escribe…, pero sobre todo es feminista y queer. Entre sus libros destacan “Herramientas para combatir el bullyng homofóbico” y “Lesbianas: Discursos y representaciones”. He estado charlando con ella y aquí os traigo el testimonio de una de las voces más representativas del movimiento LGTB alternativo.

Alberto.- Eres docente, activista, investigas y escribes. ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando en estos momentos?
Raquel Platero.- ¿Te parece poco? Ahora ando escribiendo para mi tesis doctoral y tratando de no embarcarme en otros proyectos que me llaman mucho la atención sobre cuestiones trans y de interseccionalidad, aunque no sé si lo conseguiré…

A.- Te reivindicas del movimiento LGTB alternativo. ¿Cómo sobrevivir siendo políticamente incorrecta?
R.P.- Creo que ha llegado un punto en el que decir lo que opinas de algo, desde lo personal o incluso políticamente, se ha convertido en algo molesto para las voces oficiales del movimiento. Parece como si no tuviéramos derecho a disentir y tener nuestras propias opiniones, de manera que se toma como una amenaza no sé muy bien a qué.Cuando estamos en el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, si cuestionabas el impacto que podía tener sobre quienes están en los márgenes la acusación es que estabas dando argumentos a la derecha para criticar el matrimonio. Cuando justo se aprobó, que ya no era el momento de hablar de esto porque era como si no pudiéramos disfrutar de un logro muy positivo y transformador. Y ahora mismo, por la misma razón, estamos condenados a un espacio de silencio, porque es un símbolo de libertad. Como si la gente activista no tuviera necesidad de una mirada crítica sobre cualquier demanda del movimiento LGTBQ, en especial sobre esta que se convirtió en un estandarte de una libertad, que por otra parte, está llena de trampas.Creo que la única manera de sobrevivir a esta dictadura de “conmigo o contra mi” está en tener un espacio de opinión propia, otros sitios donde hacer activismo y debatir, y sobre todo contar con más gente que tiene ganas de hablar y reflexionar sin las ataduras que conllevan los compromisos políticos con partidos. Si no tengo ninguna deuda con un partido o con una formación política soy más libre para actuar como me parezca. Mi opinión no está comprometida de antemano. Las activistas y los activistas queer somos una minoría significativa que hacemos un trabajo muy importante de pensamiento alternativo, de querer pensarnos desde otro sitio. Por muy molesto que le parezca a quien sea. Creo que esta incomodidad “viene en el pack” de la tarea que nos proponemos.Pienso en Paco Vidarte y en su libro “Ética Marica” y pienso que si él no incomodara a nadie, su trabajo no tendría sentido. Y menos mal que él se atrevió a usar otro tipo de escritura y particular mirada sobre el activismo. Estamos en deuda con él y con todas las personas que personifican una crítica activa y productiva.

A.- ¿Cómo valoras la actual situación del movimiento LGTB en el Estado español?
R.P.- Creo que vivimos un momento de complacencia política, en el que mucha gente se ha relajado y está pagando créditos políticos. De portarse bien y hacer mil comunicados de prensa sin ser muy incómodos. La demanda del matrimonio entre personas del mismo sexo fue una apuesta política que generó mucho rendimiento, a quienes estaban en contra, a quienes lo promovieron, a quienes hicieron de esta demanda un símbolo de cambio. Y que de la manera que se hizo ha conseguido cierta desmovilización, por la manera justamente en la que se presentó: el remedio a todos nuestros males.Los derechos de las personas transexuales no están consiguiendo el mismo apoyo desde dentro del movimiento LGTBQ y esto es preocupante. Muchas organizaciones y activistas representan cierta corrección política a la hora de lucha por los derechos trans pero no están comprometidos verdaderamente con la despatologización de los derechos trans. ¿Consentiríamos las lesbianas y gays que nuestros derechos estuvieran ligados a un diagnóstico de salud mental? Se pondría el grito en el cielo y saldrían a justificar –de nuevo- que son padres y madres geniales, que tienen trabajos normales, que son decentes… No sentimos a las personas transexuales como nuestros iguales o aliados, de manera que no sólo tenemos que transformar una sociedad sino ganar como aliados a los gays y lesbianas del movimiento. Esto me parece preocupante.Podríamos hablar también de las lesbianas de una forma similar. ¿Se lucha por los derechos de las lesbianas codo con codo con los militantes gays? ¿Se percibe como una lucha de segunda categoría? Quizás se trata también de una búsqueda de una movilización que tenga el tamaño del matrimonio gay, y claro, no la vamos a encontrar. El año de los derechos trans, de visibilidad lésbica, de la educación LGTB, de… Cada uno de estos temas son lo suficientemente importantes como para no minimizarlos en una cuestión pasajera y trabajar con profesionales y voces relevantes cada día del año, con las personas implicadas en primera persona.El movimiento LGTBQ alternativo ha hecho un trabajo excelente este año 2009 en visibilizar un problema clave ante el cual no podemos mirar hacia otro lado y son las personas migrantes LGTBQ. Ya no se trata solo de que los gays (y puede que las lesbianas) se puedan casar y tener negocios gays, sino de mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de las trans brasileñas prostitutas, de los y las latinoamericanas que se buscan la vida, de los chaperos marroquís… Mil vivencias que pasan por una experiencia de migración que si no se percibe como una cuestión LGTBQ no se entiende. ¿Dónde está la movilización por los derechos de asilo? ¿Las manifestaciones ante el caso de esta mujer de Camerún de 25 años que el juez pensó que no era suficientemente creíble como lesbiana por tener un hijo, ser negra y migrante? Seguimos percibiendo que estas situaciones no tienen que ver con nosotras mismas y es una cuestión del otro. Una alteridad que nos resulta incómoda y lejana.Creo que el futuro está precisamente en tener una serie de voces distintas, una polifonía de opiniones y miradas que cree discusiones fructíferas. Que ayuden al activismo LGTBQ a ser mas complejo y crear nuevas formas de demanda.

A.- ¿Cuáles son, a tu juicio, las nuevas metas que debe perseguir el movimiento social LGTB?
R.P.- A nivel estratégico ser capaz de admitir la polifonía de representación y de discursos. A nivel de contenidos, ser capaz de organizar una movilización importante sobre aquellas cuestiones que permanecen en los márgenes y que son menos “amables”, empezando por los derechos de las personas transexuales fuera de una mirada patológica. Esto es intolerable a estas alturas. Y seguiría de manera simultánea por cuestiones clave como las personas migrantes LGBTQ, el derecho real y patente al asilo por orientación del deseo o identidad de género, los derechos de los niños y niñas LGTBQ a crecer en entornos seguros y positivos, las condiciones de vida de las personas LGTBQ en situaciones precarias como son en las cárceles, quienes ejercen la prostitución, quienes no tienen papeles, quienes tienen VIH… Poner en el centro de la agenda, como decía, las cuestione menos amables.

A.- La polémica sobre la celebración anual del Orgullo LGTB sigue muy vigente, incluso dentro del movimiento
LGTB. ¿Orgullo es fiesta o protesta? RP.- Para quienes acuden a la “cabalgata” y nos hacen fotos como si se tratara de un zoo, claramente es una fiesta similar a los Reyes Magos, la Semana Santa, la Semana Grande de los Toros o al Carnaval. Para quienes hacemos política se trata de una protesta que demuestra una movilización; claro que es una protesta en la que se baila, nos travestimos y hacemos gala de una subcultura gay propia. No reclamo una manifestación más seria. Reclamo una manifestación más representativa de la diversidad de voces, de la necesidad de ser inclusiva y recordar que “orgullo es protesta” como ya dijimos hace años en el Bloque Alternativo.

A.- 2009 ha sido declarado el año de la diversidad afectivo-sexual en la escuela. Como profesora y experta en este ámbito, ¿cómo crees que debe combatirse el bullying homofóbico en los centros educativos?
R.P.- Abordar la diversidad sexual en la educación no es una campaña pasajera. Y de hecho, son ya bastantes los centros educativos que están abordando la homofobia y el sexismo. A veces hay algún docente valiente al tiempo que kamikaze que se atreve a introducir cuestiones en el aula, pero su trabajo no aparece en ningún medio de comunicación. Otras veces organizaciones LGTB nos dan una charla; y otras, son campañas institucionales que salen más en los medios de comunicación que su presencia en las aulas. Esta situación de visibilidad es inédita, y sin embargo persiste la impresión de estar abordando problemas aislados que afectan a una minoría del alumnado, que no tienen conexión con otras discriminaciones estructurales y que nada tiene que ver con las cuestiones verdaderamente importantes.Hay muchas maneras de incidir y producir cambio social frente al acoso escolar por homofobia, pero todas pasan por enseñar sobre la sexualidad junto con otras formas de exclusión, como es el racismo, la xenofobia, la discriminación de género, etc. No se trata de hacer un parche de un día, sino de trabajar de manera continua sobre los valores y la sexualidad, todos los días, en todas las asignaturas, todo el tiempo. Quienes enseñamos necesitamos sentirnos legitimados para estar fuera del armario y encarnar modelos diversos sobre la sexualidad, igual que hace el resto del profesorado. El contenido de nuestras clases ha de poder recoger una enseñanza integral sobre la sexualidad. El alumnado LGTBQ necesita saber que la escuela es un espacio seguro para poder crecer y desarrollarse en igualdad de condiciones. Y todo esto no se está produciendo. Vivimos en una cultura del miedo. A las consecuencias reales o figuradas a salir del armario, a que se nos perciba como menos competentes, a que se considere nuestro objeto de estudio como polémico o irrelevante, a la exclusión de los compis de clase que se pueden reírse de ti… Necesitamos generar las condiciones para que eso no suceda.

A.- Algunos sectores ponen ya de manifiesto la necesidad de luchar contra la discriminación también dentro del propio colectivo LGTB. ¿Es la plumofobia una de estas discriminaciones? ¿Cómo erradicarla?
R.P.- Clarísimamente. La plumofobia es un síntoma de ese deseo de normalidad y de pasar desapercibidos, de apego a los valores dominantes que toman cuerpo en el refuerzo de una feminidad extrema que pasa por excluir la masculinidad de las mujeres. Y en el caso de los hombres de seguir rechazando la feminidad masculina, en un giro conservador.Y es muy curioso que esto suceda ahora. Justo ahora que gozamos de más derechos civiles que nunca. ¿No estaríamos ahora en un espacio posible para que cada cual se expresara como le pareciera? Si miramos a los osos, una cultura alternativa de otros cuerpos posibles para los hombres, se observa como últimamente se rinde culto a cuerpos cada vez más próximos a un modelo dominante.Con las lesbianas surge algo parecido. En el documental “España destino gay” que se estrenó en junio de 2009 vimos como se producía una loa a las mujeres femeninas en los espacios públicos, como representación positiva del lesbianismo. Pero que pasaba por renegar y peyorizar la masculinidad de las mujeres, de la pluma y “del arquetipo lésbico”. ¿Esto es necesario? ¿Reafirmar la belleza o valor de algo pasa necesariamente por denostar a otros modelos posibles? Estamos ante otro movimiento conservador que rechaza formas posibles de expresión de las subculturas LGTBQ.

A.- La violencia en parejas del mismo sexo es hoy ya una cruda realidad social. ¿Para erradicar este tipo de violencia es necesario una nueva legislación específica o es suficiente con su inclusión en la actual Ley de Violencia de Género?
R.P.- Lo que no nos lleva a ningún sitio es negar que la violencia o las relaciones de poder y abuso se producen en el seno de las parejas lesbianas o gays. La ley sobre la violencia de género está diseñada para abordar un tipo concreto de violencia, la que ejercen los hombres sobre las mujeres, como un problema estructural serio de nuestra sociedad. Creo que no hace falta una ley nueva, sino acciones positivas nuevas que aseguren que quien maltrata tenga acceso a acciones rehabilitadoras y que sea la sociedad quien le diga que sus acciones no son legítimas. Acciones positivas para quienes viven situaciones violentas, para que puedan sentir la desaprobación social y el apoyo que les permitan salir de esa situación y restaurar su vida y su dignidad. Y estos recursos y acciones positivas tienen que ser accesibles para mujeres y hombres de toda orientación del deseo o identidad de género.La violencia en parejas del mismo sexo es un problema similar a la violencia de género, porque todas las personas nos socializamos en los mismos modelos y aprendemos a ser violentos de formas similares. Se produce una situación paradójica por la que públicamente condenamos teóricamente todas las formas de violencia y al mismo tiempo la reforzamos en lo cotidiano. Nos parece que ciertas cantidades de violencia están justificadas. Forman parte de nuestro carácter, nuestra pasión o de una situación. Y al mismo tiempo, parece como si por ser LGTBQ estuviéramos condenados a ser mejores que el resto de la ciudadanía. No somos mejores, tenemos problemas parecidos al resto de la ciudadanía, complicados por tener un punto de partida un tanto diferente. Y es ahí donde son necesarias acciones positivas. En situaciones de violencia, de desempleo, de vulnerabilidad, etc.